Thursday, 30 June 2011

sta receta es muy fácil y sencilla. La hice con un kilo de Ruibarbo fresco.

Ingredientes:

1 kilo de Ruibarbo
800 grms de azúcar
El jugo de un limón
Jengibre en polvo ( se lo agregué yo)
1/2 litro de agua

Preparación:

Pelar los tallos de Ruibarbo bien , quitandole los hilillos, lavarlos bien y cortarlos en rebanaditas de dos cms, ponerlos con el agua a hervir primero 5 mtos y luego agregar el azúcar, dejar cocinar revolviendo con cuchara de madera, luego agregar el jugo de limón y el jengibre y seguir revolviendo hasta obtener el punto. Apagar , dejar reposar, luego en un frasco esterelizado, verter la mermelada aún tibia.
El Ruibarbo (Rheum rhabarbarum) es una hortaliza de la familia de las Poligonáceas que ahora, en primavera, empieza a hacer acto de presencia en los mercados. Es una planta perenne que en invierno, en los climas más fríos, llega a desaparecer para volver a brotar en primavera. El tallo del ruibarbo es la parte comestible (se parece al apio), y muestra una belleza bicolor, verde y rojo, con el que se puede disfrutar de platos salados y dulces.
El origen del ruibarbo se ubica en Eurasia y su denominación es una combinación del griego rha(nombre también del río Volga donde crecía silvestre) y barbarum (referente a los bárbaros y al hecho de ser extranjeros, como el ruibarbo, que procedía del este del Volga). Su uso en la medicina tradicional es muy antiguo, está documentado desde el 2700 a.C. en China, pero el consumo como alimento vino después, empezando por elaboraciones que normalmente reciben las frutas, compotas y mermeladas, pasteles, zumos, infusiones e incluso vino.

Se hizo muy popular en Inglaterra hace unos 250 años, nos sorprende el motivo, pero afirman que es por su parecido a las frutas y por su pronta recolección en comparación a muchas frutas primaverales, sobre el mes de abril, y está de temporada hasta el mes de mayo o junio, según donde se cultive, y aunque se ha extendido mucho, en España todavía no es muy fácil de encontrar.
Como el resto de hortalizas, el ruibarbo es un alimento de reducido valor energético, un 93% de su composición es agua, además proporciona hidratos de carbono, proteínas y fibra, además de ser rico en vitamina C, vitamina K y minerales como el calcio y el potasio. El tallo del ruibarbo contiene oxalatos (como las espinacas o el té, por ejemplo), y sus hojas en grandes proporciones, de ahí que no se puedan consumir. De hecho, el ruibarbo no es recomendable para las personas que deban llevar una dieta baja en ésteres de ácido oxálico, como quienes padecen problemas renales.
Su sabor es algo astringente y ácido, y la forma habitual de suavizarlo es agregándole azúcar en su preparación, por eso la elaboración tan propagada de dulces con esta hortaliza, aunque hay quien disfruta incluso de su degustación en crudo.
La recomendación general, si nunca se ha probado el ruibarbo, es degustarlo por primera vez como compota o mermelada, pudiendo combinarse con otras frutas como las manzanas, las fresas, etc. También es muy agradable para el paladar si se incluye en bizcochos o muffins, pero no dejes de probar unas crepescon mermelada de ruibarbo, seguro que te conquistan.

Compota de ruibarbo con fresas


El ruibarbo, esa verdura tan especial que se utiliza como una fruta, está especialmente rico si se combina con fresas. Su sabor ácido y astringente, que encaja la mandíbula de algunos, se suaviza mucho cuando se acompaña con fresas, y el punto de jengibre fresco que lleva esta receta es como el lazo que da el toque final al paquete.

Esta compota de ruibarbo con fresas es un clásico norteamericano, y aunque se puede untar en las tostadas como una mermelada -un poco líquida-, como mejor está es servida aún tibia sobre una bola de helado de vainilla. En el patio.


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INGREDIENTES:

- 3 tazas de ruibarbo cortado en pedazos, fresco o congelado
- 2 tazas de fresas cortadas en cuartos
- 1 taza y media (o 2, si sois muy golosos) de azúcar
- 1 cucharada de té de esencia de vainilla
- 1 punta (del tamaño de un dedo de chica :-) de jengibre fresco


Se ponen en un bol grande o ensaladera los pedazos de ruibarbo, se riegan con la vainilla y se espolvorean con la mitad del azúcar, mezclando todo bien a continuación. En otro bol, se hace lo mismo con las fresas y el resto del azúcar. Dejar reposar la fruta alrededor de una hora, revolviendo de vez en cuando, soltará jugo.

Se pela y se ralla el pedazo de jengibre fresco, y se estruja bien encima de un colador. Se reserva el jugo.

Poner a fuego medio el ruibarbo y todo el líquido que habrá soltado, llevar a ebullición y cocer, removiendo frecuentemente, durante unos cinco minutos. Añadir las fresas y el jugo del jengibre y seguir cociendo y removiendo a menudo hasta obtener el espesor deseado (una media hora).

Se reprime una para no comérselo todo a grandes cucharones frenéticos y dejar algo para el postre.